martes, 8 de octubre de 2013

VIVIR EL PRESENTE

Por: Dante López

Una frase del Dalai Lama que describe a la sociedad occidental: “Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierden la salud para ganar dinero, después pierden el dinero para recuperar la salud; y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente, por lo que no viven ni el presente ni el futuro; y viven como si no tuviesen que morir nunca…y mueren como si nunca hubieran vivido”
La expresión de este Maestro de la espiritualidad oriental describe claramente el comportamiento del hombre en la cultura occidental, donde las religiones tradicionales no fueron capaces de calmar la natural ansiedad de la incertidumbre por el futuro. Toca puntos como la ambición, la salud, la ansiedad, el presente, el futuro, la muerte, que no están resueltos en general en Occidente.
¿Por qué la salud es tan frágil? ¿Por qué tenemos que morir? ¿Por qué unos antes que otros? ¿Es posible que el mismo Dios que nos ama a todos por igual sea injusto al no permitirle las mismas oportunidades a todos sus hijos?
Estas, y otras muchas, son las preguntas que no se pueden contestar sin recurrir a los “Dogmas de Fe” que han tratado de imponerle al hombre occidental para no darle la explicación más sencilla: El destino está en tus manos, sólo que tienes que dejar de vivir en el pasado y en el futuro y resolver el presente con optimismo, porque de la solución que le des a este presente se irá construyendo tu futuro, que es infinito.
Vamos construyendo nuestro futuro con nuestro presente, así como el presente actual es el resultado de nuestro pasado. El pasado sirve para aprender, el presente para actuar y el futuro para soñar con un presente mejor.
Todo en este momento de la Humanidad va confluyendo para que podamos tener certezas y erradicar la incertidumbre por nuestro futuro. Los espíritas más que nunca encontramos vigencia en los postulados que los Espíritus le transmitieron a Kardec hace más de 160 años.
Hoy además podemos encontrar físicos espiritualistas, biólogos, médicos, psicólogos, psiquiatras y toda clase de científicos que se rinden a las evidencias de una nueva visión de la espiritualidad. Más consciente, más racional, pero a la vez más comprometida que nunca con los valores esenciales de la vida: las buenas intenciones, la caridad en los sentimientos, el amor a los demás y el compromiso con la vida.
A la importante cantidad de publicaciones que abonan esta tendencia que viene de la ciencia ortodoxa hacia la espiritualidad podemos sumar “La Biología de la Creencia” del Dr. Bruce Lipton, un prestigioso biólogo molecular que ha descubierto la unidad cuerpo-mente-espíritu y la importancia que tiene adquirir conciencia de la influencia de los pensamientos y los sentimientos en nuestra calidad de vida, y cómo estos nos permiten modificar tendencias genéticas que pueden incidir en nuestro presente y nuestro futuro.
El hombre de Oriente tiene incorporada la espiritualidad en su cultura, el hombre de Occidente para incluirla tuvo que vencer la influencia de dogmas que le impidieron acceder a su propia trascendencia. Son caminos alternativos.